El periodismo es una labor hermosa, bien lo decía el literato Gabriel García Márquez. Sin embargo, es una profesión que conlleva muchas responsabilidades, puesto que esta actividad tiene un apego a los valores éticos que se reconocen en la sociedad, mediante la difusión de los ejercicios periodísticos en los diferentes medios de comunicación.
Si algo es clave, es entender que en un medio debe existir autorregulación para que la labor del periodismo sea concreta y en lo posible objetiva, ya que, al fin y al cabo, se tiene que buscar un manejo responsable de la información, obviamente, teniendo presente los códigos deontológicos de los medios.
En este punto comienza a jugar un papel fundamental la ética periodística, siendo un tema de mucha controversia en Colombia y Latinoamérica, ya que algunos medios se han encargado de que tome mayor relevancia ante la gran falta de un periodismo que verdaderamente responda a una buena labor y no se base netamente en intereses económicos y políticos de sus dueños, es decir, falta que sea independiente y tenga como eje fundamental el ser contrapoder.
La zona de confort, tanto de los emisores (periodistas) como de los receptores (público) es notable, puesto que los contenidos no están siendo explotados y no se asume algo muy importante: tomar el periodismo como un reto, que sea por lo tanto un periodismo ético, el cual Espinosa Restrepo lo define como “aquel que se construye alrededor de los valores fundamentales del periodismo: compromiso con la verdad, lealtad a la sociedad y, sobre todo, un periodismo independiente”.
¿Cómo realizar un buen ejercicio periodístico?
Hay que tener en cuenta que el periodismo es el cuarto poder, su influencia es notable y, sin duda alguna, es relevante en el devenir social, al mover masas. Debido a esto, los profesionales de la comunicación y los dueños de los medios tienen un compromiso social importante: no dejar de lado los principios, prevaleciendo siempre la ética informativa, pues la finalidad de esta profesión es brindar una información veraz, imparcial y completa, de lo contrario se está yendo en contra de los principios éticos del periodismo.
En este oficio se han elaborado ciertos códigos de éticas con el fin de regular una profesión que no puede abundar en errores, sobre todo cuando de ello se desprende toda una cadena en la que se ve inmersa un país entero que necesita contenido de calidad, con esto el periodista tiene como principio el respeto por la verdad y su difusión, toda vez que es un derecho que tiene el público. Es ahí donde se desprende la objetividad y veracidad como un gran soporte para que se llegue a ese contenido con análisis posterior.
Si hay algo claro en esta labor, es que requiere de mucha profesionalidad, toda vez que hay principios sagrados, que por más dinero que haya en la mesa, no se deben de negociar.
Teniendo esto claro, hay cuatro valores éticos que nunca se deben perder: la verdad y la veracidad, la libertad, la dignidad de las personas y, por último, la responsabilidad.
En fin, el periodismo, de por sí, por simple inercia y responsabilidad, se debería sostener como un oficio con principios, toda vez que el gran valor de los códigos radica en que surgen de la propia profesión, pero ahí se encuentra también el gran inconveniente, y es que no tienen el apoyo y la fuerza de las normas jurídicas, lo que hace que en la práctica no siempre se cumpla.
Debido a esto, es sumamente importante que desde la universidad se formen grandes periodistas, o, al menos, que se brinden todas las herramientas para que en su libre albedrío, acompañados de su reflexión y conciencia, logren desempeñar una gran función en la práctica de esta labor que lastimosamente ha caído en “periodistas inhumanos”. Al fin y al cabo, quien razona y tiene un pensamiento holístico y correcto de las cosas, sabe que no se trata de cualquier profesión y que su dimensión es grande, así como que su finalidad no debe ser solo una obligación, sino un compromiso que nace del amor por el mejor oficio del mundo.